11/5/09

PRIMAVERA ETERNA


Tu piel áspera renace del otoño seco y senil, las espinas de tus brazos vuelven a clavarse en mis dedos, que lloran añorando tu naturaleza muerta.

Las lágrimas de un sueño, evocan gélidas mañanas que ya no volverán a verte, que no retornarán para amansar tu largo letargo.

Resurges del glacial y vuelven a florecer laberínticas venas por donde corre tu sangre entumecida, que como un torrente incontrolable, hincha tus afluentes reventando en un mar eterno de pasada escasez.

Tus dedos crecen abrazando los pétalos púrpuras, cegando el sol que te dio vida y del que ahora reniegas.

Con una parábola hipnótica, creas tu caparazón para huir del viento y soterrar la lluvia que hoy se lamenta por haber perdido la batalla.

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