Hoy el cielo añil, presagia pequeñas nubes de anhelos sonoros, como pequeñas cajas de música a las que hay que dar cuerda cuando concluyen su función, para que la bailarina, nunca descanse.
La inercia entre melodía y melodía hace que me tambalee como un títere de base redondeada, que busca tomar impulso, y que sin brazos, intenta alcanzar la mano de quien le columpia.
Suena otra vez la pieza que tengo en mi cabeza y todo comienza a girar, tan rápido, que siento que nada se mueve excepto las notas armoniosas del cilindro agujereado y la mano metálica que las acaricia.
Todo gira sin vértigo, sin miedo a detenerse, mientras veo como todo cambia dentro del cilíndrico cuarto. Se mezclan los colores y aparecen sensaciones que me recuerdan el mismo paisaje una y otra vez...
Pero esta vez es diferente, porque el cielo por fin... es azul.
16/10/08
CAJA DE MÚSICA
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