Siempre lloras en silencio filtrando la arena de tus ojos.
Puede que el viento alejase estas lágrimas azul profundo
y vaciase tus pupilas para no dejarte ver el mar...
Siempre esperas impaciente, vacía de tiempo,
como la sal, angustia de un océano furioso e irritado,
preámbulo de una tierra estéril y atormentada.
Cielo añil por el hastió, suelo de tus astros y galaxias,
techo de tus penas, que plomizas, engendran sombras,
tras la serenidad absurda y la burla de tus hijos pródigos.
Vestida de verde te ocultas bajo los nenúfares y el musgo,
huyendo sin descanso de las profecías inminentes,
evitando islas sin retorno y fríos callejones sin puertas ni ventanas.
Prolíficas raíces envuelven tu abrazo eterno,
nublando de un soplo y soplando las nubes,
te enfureces y te serenas, simplemente, con el brillo de tus ojos.
28/4/09
AZUL Y VERDE
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