14/10/08

EN EL TEJADO

En la sombra del tejado humo de un cigarro cubre las chimeneas del final del verano, días todavía sosegados y noches sin cambio.

Miro el balcón de un gato que a lo lejos muestra su ausencia,
por debajo de su figura vacía, intuyo sus presentes huellas de polvo abandonadas a otro amo, en otro lugar, en distinto tejado.

Tres ancianas de sombras adolescentes comentan el transcurrir de sus años, posiblemente envueltas por la noche de sus nietos, aquellos que cambiaron sus pañales por la negrura adulta y vanidosa, convirtiéndose así, en el elixir que rejuvenece las sombras de las ancianas.

Un repartidor termina su jornada entre prisas ruidosas, su motocicleta sobrevuela las sombras jóvenes e inmortales de las abuelas, sin que a estas parezca importarles demasiado.

Entre tanto, intento adivinar otra conversación absurda que mantiene un vecino solitario con un pedazo apenas perceptible de caja de luz tras un cristal esmerilado, sucio por sus formas y pintado por la ceniza del lunes.

Llamas mi atención al otro lado de la tabique y apuro las últimas nubes de humo que se pierden por los tejados, por encima de las huellas de gato, de las viejas inmortales, de los repartidores express y del vecino hastiado por el lunes.

Cierro la ventana y me encuentro de nuevo a salvo en el cálido verano de tus labios.

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